Error de origen

Error de origen

Será necesario con el fin de poner en contexto “Error de origen”, dar una mirada rápida acerca de los cascos de estancia y sus integrantes en el Uruguay hacia finales de la década del sesenta del siglo pasado, para entender luego la dicotomía de las fuentes mitológicas Lete y Mnemósine, antes de desembocar en nuestro protocolo previo a cada episodio de consulta en Montevideo durante el año 2008 y su desenlace.

Un casco como tantos

En la segunda parte del siglo XX en Uruguay, existían grandes extensiones de campo que eran propiedad muchas veces de una misma familia.

Así, por las actividades que la tarea demandaba; los diversos integrantes de una generación entera vivían en un mismo lugar que se denomina (aún hoy), “casco de estancia”.

Dicho casco, puede contar con varias viviendas, siendo usualmente la principal la de la familia de los propietarios, mientras que existen otras construcciones del personal de servicio y gestión del establecimiento en donde podemos encontrar desde los llamados “caseros” hasta la figura del capataz.

Estos caseros usualmente son un matrimonio y sus hijos que viven en una casa lindera o en un lugar cercano y desempeñan diversas tareas auxiliares a la familia que los emplea.

El caso del capataz y su esposa, también se orientan más a las tareas propias del campo y de la producción ya que este personaje tiene un conjunto de peones (trabajadores rurales) a su cargo quienes también pueden contar con viviendas comunes en galpones o en otras construcciones.

Si uno lo ve a distancia; fácilmente un casco importante terminaba siendo un pequeño pueblo a medida que pasaban los años y entonces la familia principal, se constituía de abuelos, padres, hijos, tíos, primos, etcétera que a su vez estaban algo así como revueltos entre criadas, ahijados, los hijos de los empleados del lugar, más los perros y caballos que rodeaban el predio.

Durante la mayoría del siglo XX, existía cierta estabilidad en la población de un casco en Uruguay que desde la década de los sesenta comenzaría a mostrar un deterioro por la incursión de diversos factores que escapan el objeto de este artículo.

Pero para nuestra “foto”, allí se originó la vida de Mario, sobre la ruta 8, al norte del departamento de Lavalleja y al sur de Treinta y Tres. Nuestro consultante estaba sumido en las certezas de una familia patricia que le otorgaba todas las garantías económicas para su desarrollo por las siguientes generaciones.

A medida que fueron pasando los años, algunos integrantes naturalmente, fallecieron; otros migraron por diversas razones y así al llegar el momento del episodio de consulta, ni los padres, primos, caseros, etc. continuaban en el casco.

Solamente la tía Enriqueta, muy añosa y dos familiares del capataz contratado originariamente por Pedro, el padre de Mario, continuaban en el campo que se había fraccionado en unas cuantas hectáreas, a razón de la explotación en el marco del llamado Plan Forestal.

Mario continuaba visitando a su tía, en la estancia que miraba a la ruta en el casco, si bien ya desde hacía unos años, los eucaliptus -ahora dueños del lugar y del agua- no necesitaban más que un poco de tecnología para que todo rodara a su interés, sin las preocupaciones del precio internacional de la lana o los antiguos ciclos de invernada.

Esa era la nueva cara de la explotación agrícola del lugar cuarenta años más tarde.

Nuestro consultante, ni siquiera era útil en su formación como Ingeniero Agrónomo. Esta especialización en suelos y terrazas no tenía mucho sentido al lado de la piscina del fondo de la casa en el barrio de Carrasco en Montevideo.

Memoria y Olvido

El vector mitológico de la memoria y el olvido, contiene mucha información para la disciplina astrológica.

Mencionemos al pasar -ya tendremos oportunidad de detenernos en otro artículo- el mito de Er y el matrimonio entre Cronos y la Necesidad (Ananké), con atención particular en sus hijas; que usaban el mecanismo astral a modo de adjudicación de la suerte.

Sin embargo por un tema de espacio en esta oportunidad le dejaré al lector interesado, una breve noticia acerca de Er al final de este artículo.*

Nosotros aquí, para mantenernos en curso, tomaremos nota que las titánides Memoria (Mnemósine) y Olvido (Lete), son dos fuentes provenientes del conjunto del Hades -¿recuerda al barquero Caronte?- en las que las almas prontas a reencarnar deben abrevar:

Mnemósine también era el nombre de un río del Hades, opuesto al Lete, de acuerdo con una serie de inscripciones funerarias griegas del siglo iv a. C. escritas en hexámetros dactílicos. Las almas de los muertos bebían del Lete para así no poder recordar sus vidas anteriores cuando se reencarnaban. Los iniciados eran animados a beber del río Mnemósine cuando morían, en lugar de hacerlo del Lete…

https://es.wikipedia.org/wiki/Mnem%C3%B3sine

Así las cosas. Si a usted le ha tocado una tarea iniciática, los jueces en su momento, harán una excepción, permitiéndole un sorbo previo a su encarnación desde el río de la memoria. De esta manera será impermeable al olvido de su viaje anterior.

A veces me gusta pensar que en nuestro plano actual, olvido y memoria pelean en nuestra mente todos los días una lucha silenciosa, sin tregua y ni resultado final cierto, pero como de costumbre, no tengo el tiempo para perderme en esos razonamientos, porque la consulta aguarda y mi puntualidad está siempre comprometida.

Agenda apretada

El 2008 ya no era -en sentido estricto- un año puro de consulta presencial.

Skype se había instalado en la dinámica de mis entrevistas desde el exterior del Uruguay y esa participación -junto a otras plataformas- iría creciendo constantemente hasta dominar la tarea casi por completo diez años más tarde.

Sin embargo, Mario llegó hasta mi oficina en el centro de Montevideo con una buena recomendación y ligeramente entusiasmado, para la lectura de su carta natal.

Ahí nos encontramos y como de costumbre apliqué mi protocolo previo a cada entrevista que consistía entre otras cosas, en evaluar la hora de nacimiento que tengo anotada en la ficha de consulta.

Reproduzco aquí la carta original levantada mediante el software de Astrodienst AG:

Cada vez que alguien me proporciona como hora de nacimiento las 12:00 o el mediodía; mi alarma se enciende.

Nadie (casi nadie) nace al mediodía.

11:57, 12:04, etcétera, pero ¿al mediodía?

Esto lo que hace es aumentar el tiempo que paso con mi protocolo de rectificación haciendo preguntas acerca del pasado del consultante para estar seguro de tener una buena base para avanzar.

Así comencé a preguntarle a Mario bajo dos o tres métodos de cronometría diferente (Direcciones, PLN, tránsito), de tal manera de pisar firme:

¿Tuviste un acontecimiento complejo desde el punto de vista familiar que cambió tu realidad por completo aproximadamente a los 22 años? —empecé

No —contestó

¿Tus padres terminaron su relación con una ruptura precipitada o dolorosa para el hogar?

No, para nada. Siguieron juntos hasta su muerte; primero de mi madre y un año después falleció mi papá.

Con el correr de las preguntas la situación pasó de tratar de ajustar a darme cuenta que la “foto” que estaba mirando no era la imagen de Mario.

Tres preguntas después y sin hacer pie, directamente le comenté:

Lo siento; no puedo hacer el trabajo. No veo reflejada tu biografía en este mapa. Es como si el tema fuese de otra persona, de tal manera que el pronóstico no será fiable.

Le diré que el final de la entrevista fue incómoda, tanto para él que esperaba irse con la información como para mí, puesto que este evento, no es precisamente común.

Ya ve; mi consultante venía con toda su intención de replicar la experiencia positiva de la persona que lo recomendó y diez minutos después, bajaba por el ascensor hacia la calle sin una sola gota de información.

En fin; fallo que le dicen.

Esperé el hueco correspondiente al turno y una hora y media más tarde ya corregía la siguiente carta.

Un té memorable

Error de origen

Meses después, Mario cruza la portera del casco para visitar a la tía Enriqueta a ver qué tal ha pasado.

No espera mucho en el contenido de la conversación más que las preguntas y respuestas de siempre y escuchar por enésima vez los cuentos acerca de la familia y las rutinas de campaña.

Pero bueno, es familia y ahí está él, estacionando la camioneta para entrar a tomar el té frente a la estufa a leña una vez más.

Luego de los comentarios rutinarios y de cómo ha llovido pese a que esperamos la seca de setiembre que no ha venido, Mario da un paso hacia un rumbo incierto:

Sabés tía, que estuve con un muchacho que es astrólogo para que me leyera la carta natal y nada, che.

Me dijo que no tenía cierta la hora de mi nacimiento y que el trabajo así, no lo hacía.

Yo copié los datos que tengo de mamá y a su vez tenía una copia de mi partida de nacimiento. —empezó

Ay mijo, pero claro; qué pena que tu mamá no te dijo que eras hijo de René y Casilda los caseros que te tuvieron acá en la casa. Pedro y tu mamá te criaron de chico porque nunca pudieron tener hijos, pero quién sabe lo que dijo mi hermano en el registro y anotaron ahí; andá a saber cuándo fue realmente tu nacimiento. Total, no importa nada, porque el amor de familia, siempre está primero, ¿no? —respondió Enriqueta

La verdad, desconozco si la taza de té pudo alcanzar su plato en la mesita frente a la estufa; pero asumo que debió tener un viaje complicado, mientras la mano que la sostenía se enteraba de su verdadero origen, debido a que el secreto del olvido había sido vulnerado por la arremetida en la memoria de Enriqueta.

Ya ve, esta vuelta la fuente de Mnemósine le ganó la mano a la de Lete y Mario recibió el impacto directo, sin anestésicos de ninguna clase.

Error de origen

A principios de 2009, Mario se volvió a comunicar conmigo para contarme el incidente y ver si se podía hacer algún tipo de lectura.

En algunos casos me ha pasado que cuando no tengo dato cierto, recurro al artilugio de Eudes Picard y me preparo para la lectura desde la derivación:

Mario: ¿tenés hijas? —pregunté

Sí —respondió algo sorprendido

¿Te animás a pasarme los datos de tu hija mayor? —continué

En fin, la derivación del sector cinco (V) vino en nuestro auxilio y desde hace años, con el permiso del método de Picard, pudimos subsanar el error de origen en cada lectura apelando al triunfo de la memoria sobre el olvido.


Si le ha interesado esta lectura, aguardo sus comentarios en esta entrada o puede escribir un email en la pestaña: Contacto

*Acerca del mito de Er

Er había sido un soldado que luego de haber muerto en la guerra resucitó al décimo día y contó lo que había visto «allá» (ἐκεῖ). Lo que le sucedió fue que su alma, al separarse del cuerpo, fue junto con otras almas hacia un lugar en cuya tierra había dos aberturas una al lado de otra, y arriba otras dos opuestas a las primeras. Entre ellas se encontraban jueces que, una vez pronunciadas sus sentencias, les ordenaban a los justos ir hacia la abertura de arriba a la derecha, y a los injustos a la de abajo a la izquierda.

A Er se le encomendó el papel de mensajero y testigo, por lo que fue eximido de todo juicio y pudo escuchar las conversaciones que se daban entre las otras almas. De entre estos intercambios Sócrates afirma que el más importante habría sido aquel que refería a los castigos: de las injusticias que las almas habían cometido contra alguien, por cada una debían pagar diez veces a razón de cien años. Sin embargo, quienes habían cometido peores delitos recibían condenas mayores, inversamente, las que habían realizado acciones buenas y habían sido justas recibían recompensas en la misma proporción.
En el relato también se narra lo que sucedía con las almas que pretendían tomar el camino ascendente a pesar de las malas acciones que habían cometido: una especie de vigilantes las capturaban, las desgarraban y las llevaban al Tártaro.

Se dice además que después de estar durante siete días en el prado donde eran juzgadas, las almas debían marchar otros cinco hasta llegar a un lugar en donde se encontraba la Necesidad y sus hijas las moiras Láquesis, Cloto y Átropo que, tocando el huso de su madre sobre el que se encontraban las ocho esferas del universo, las hacían girar hacia uno u otro lado. De las rodillas de Láquesis, habría contado Er, un«profeta» tomaba lotes y modelos de vida para que las almas recién llegadas los escogieran, los lotes al azar y los modos de vida por turnos asignados mediante un sorteo. Según lo atestiguado, ningún modelo de vida era más o menos virtuoso, por lo que la responsabilidad de tomar parte en la virtud recaía en cada una. Tampoco se encontraba en ellos ningún rasgo del alma porque esta cambiaba según el modelo de vida que elegía. Según Sócrates, esta elección era ciertamente la más difícil y más importante, y en función de ello cada alma debía educarse para poder elegir lo mejor a partir del conocimiento de su propia naturaleza y de la justicia.
Efectivamente, sucedió que las almas que venían del cielo, que en sus vidas anteriores habían sido virtuosas por hábito y no por filosofía, eligieron apresuradamente y al darse cuenta de su error
culparon a todos menos a sí mismas. Inversamente, las almas que venían de la región de abajo, por haber sufrido y haber visto sufrir a otros, elegían recién después de haber reflexionado. Así, en la mayoría de los casos, la elección se realizaba según los hábitos de la vida anterior.

Una vez distribuidos los lotes y modelos de vida, cada alma se reunía con el daímon que elegía y
este la conducía hasta Cloto para que ratificara el destino que según el sorteo cada una había escogido. Luego se acercaban a Átropo para que lo tejido por Cloto se hiciera inalterable y finalmente pasaban por debajo del trono de la Necesidad hacia el otro lado.

Después marchaban hacia la llanura del Olvido, donde bebían del río de la Desatención y las que se excedían olvidaban todo lo sucedido. Finalmente se dormían y con un trueno y un estruendo eran lanzadas hacia arriba como estrellas fugaces para que nacieran. Por supuesto, a Er se le prohibió beber del río y, sin saber cómo, regresó a su cuerpo.

https://arielenlinea.wordpress.com/wp-content/uploads/2019/12/el-valor-filosc393fico-del-mito-de-er-de-platon-.pdf

2 comentarios en «0»

  1. Muy interesante el hilo de la narración, disfrutable como todos los escritos que pude leer de ti. Gracias por recordarme la técnica de casas derivadas que tiene un poder increíble, es una bellísima técnica. Gracias por traerla para uno de sus propósitos. Un fuerte abrazo!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El signo del vuelo 571 Entrada anterior El signo del vuelo 571

Newsletter de Astrología

Al suscribirse a la lista, recibirá un par de correos electrónicos por año, con el contenido más reciente y las novedades.
Verifique la solicitud de confirmación en su casilla. Este paso es para cumplir con la política de evitar el spam.

Últimas entradas

  • Error de origenError de origen
    En Historias breves
    Será necesario con el fin de poner en contexto […]
    2 comentarios
  • El signo del vuelo 571El signo del vuelo 571
    En General
    Este artículo titulado “El signo del vuelo […]
    2 comentarios
  • Un tobogán peligrosoUn tobogán peligroso
    En Historias breves
    Vamos a empacar en nuestra maleta de viaje algunos […]
    4 comentarios
  • Una curva peculiarUna curva peculiar
    En General
    Para explorar “Una curva peculiar”, es […]
    6 comentarios
  • Las dudas del calibreLas dudas del calibre
    En Formación
    En nuestro equipaje para entender “Las dudas del […]
    No hay comentarios

Libros en Amazon

Ensayos astrológicos

Lecciones de Astrodiagnosis

El Cordel de Urania

Serie Fundamentos

Calendario Tebaico

Escuela Virtual de Astrología

Redes & Social Media

Imágenes

Las imágenes de los diagramas de cartas natales, fueron realizadas utilizando el software de Astrodienst AG, disponible en https://astro.com

Abrir chat
1
Hola: Si necesitas más información, aquí estamos para ayudarte.